miércoles, 13 de mayo de 2009

El Cairo


El Cairo, quién te ha visto y quién te ve. Desde que Julio César no va por aquí, se ha llenado todo de mierda.

En los alrededores de las pirámides de Giza, las calles no están asfaltadas, los caballos, carretas, camellos y burros son sorteados por los coches y las motos. Es acojonante (pero acojonante porque acojona) ir montado a caballo, y ver como los coches te pitan para que te apartes y te puedan adelantar. Más acojonante (acojona más) es ver un autobus de frente en una callecita de 4 metros de ancho, y que te haga luces para que te apartes. Menos mal que el caballo entiende lo que quiere decir el conductor, porque si no te arrolla... Hay calles que no se sabe si están asfaltadas o en tierras, porque un manto de basura, bolsas y mierda lo cubre todo. Un mal sitio para caerse del caballo.

Lo que no acojona nada es entrar en las pirámides. Yo he visto the Mummy y da mucho más miedo. En Keops, lo único que da miedo es que te pillen la cámara cuando entras en la pirámide (porque está prohibido hacer fotos, me pregunto por qué y a qué, si está todo en el Museo Británico...).

Para ver una momia de verdad, hay que ir al Museo de Egipto. Allí tienen a todas las momias a temperatura y humedad constante, en vitrinas transparentes, y con los pies y la cara al aire. Tanto rollo para acabar 5.000 años más tarde boca arriba en una vitrina junto con otra decena de momias siendo observado por turistas ahuevaos que comentan cosas de tan elevado nivel intelectual como: "Mira, esa tiene todos los dientes...". Yo soy Tutankamón, resucito y le pego una colleja. Un poquito de respeto a los faraones, coño.

Los artistas egipcios de la antiguedad no eran mejores que los artistas falleros, lo que pasa es que tuvieron màs vista y en lugar de hacer los ninots de cartòn piedra, los hacìan en màrmol, granito y calizas -casi todo son refritos de hombres con cabeza de pàjaro y zorro.

Pero los egipcios, aunque muy pobres, muy pesaos, y muy guarros, son buena gente. A mi me invitó un tío a comer en el suelo de su casa. El suelo como el resto de El Cairo, estaba sucio. La comida muy buena, ahora si te cae algo al suelo ya la has cagao, porque hay que comérselo todo. Mi amigo Brahim, me cedió el corazón del pato que preparó su primera mujer. Le dije que estaba lleno, hamdoulah. Se lo comió él.

Además de souvenirs made in china, se puede comprar perfumes naturales, hechos sin alcohol. Yo me he comprado el que se ponía Ramses II los martes por la tarde, una mezcla de flor de azahar, miel y no sé qué...

Lo mejor de la ciudad, cena en barco navegando tranquilamente por el Nilo, las iglesias còpticas y las mezquitas. En las mezquitas dejan entrar a los gatos, y se parece un poco a una bolera porque hay una recepciòn donde dejas tus zapatos.

Los peor, los taxitas: Delicuentes comunes. De vuelta al aeropuerto pactamos un precio de 80 pounds, como hacìa un calor horroso le pedì que pusiera el aire acondicionado. Para enchufarlo cobraba 20 pounds màs. Por mis cojones que estuvimos una hora camino del aeropuerto sudando como egipcios.

Ya puedo poner en mi CV: àrabe, nivel bàsico.