domingo, 4 de junio de 2017

La Generalitat Valenciana debería bajar los impuestos autonómicos

Tras dos años de Gobierno, el bipartido protagonizado por Mónica Oltra y Chimo Puig apoyado por Podemos, empieza a estar agotado. Los primeros meses prometían renovación y un estilo de gobierno diferente. El pacte del Botánico, el pacte de la Nau, la apertura del balcón del ayuntamiento, y la creación de conselleries como "Transparencia" invitaban al optimismo. La realidad ha sido otra bien diferente.

Por un lado, la gestión política ha estado marcada por la ideología revanchista de Compromis, en línea con Podemos, medidas que en nada mejoran la vida de las personas, y castigo a sectores sociales con los que no simpatiza el Govern Tripartit, como la escuela concertada. Mónica Oltra y Compromis, en lugar de gobernar y trabajar parece que siguen en la oposición y el postureo. Por otro lado, no se ha cumplido con algunas de las promesas estrella de gobierno del Botanic, como la reapertura del Canal 9, y la  ley de dependencia, y por otro lado se  hace demasiado evidente la falta de experiencia en la dirección y la administración pública, en parte por el perfil demasiado político de sus miembros de gobierno, con ninguna experiencia tampoco en el sector privado.

Algo que ha evidenciado las carencias de Compromis como partido valenciano responsable ha sido su nula capacidad de negociación con el Gobierno Central e escasa influencia en la política española. La comparación con el excelente trabajo y resultados del PNV, Coalición Canarias y Nueva Canarias que han obtenido millonarias inversiones para sus autonomías, deja en muy mal lugar al grupo político, en el que Oltra es reina, y Baldoví un actor secundario en el Congreso de los Diputados, sin capacidad de maniobra. Otro de los graves problemas de la autonomía valenciana, el de la financiación autonómica, que podría haberse resuelto en parte, si Compromis hubiera optado por ser un partido valenciano en Madrid capaz de negociar con izquierda y derecha, en lugar de situarse a la izquierda  de Podemos, y hacer seguidismo a Pablo Iglesias en el Parlamento.

Pero si bien, la financiación autonómica y la inversión pública  es un problema sin resolver, está la otra cara de la moneda, en la que también falla Compromis y el Tripartito: La inversión privada, y la atracción de capital. En el contexto autonómico actual, la Generalitat Valenciana debería rebajar la presión fiscal en el tramo autonómico de los impuestos. La premisa debe ser que Valencia tenga los impuestos más bajos de toda España, para atraer empresas y generar empresas y recuperar el tejido industrial y empresarial. Solo de esta manera, mejorará el empleo, y se creará riqueza. En una autonomía donde el paro supera el 27% de la población activa, impuestos tan elevados, y evasión de capitales y de empresas no es la mejor solución, sino el problema.

¿Por qué tiene su sede Ford en Madrid? ¿Por qué la Comunidad Autonóma de Madrid tiene la presión más baja de toda España? ¿Por qué se habla de paraísos fiscales de Panamá, Singapur, Andorra o Gibraltar pero no se explica que Madrid es un verdadero oasis fiscal en el centro de España? Mientras que Navarra y Pais Vasco tiene un concierto económico que les permite tener una fiscalidad propia...Madrid tiene los impuestos más bajos de toda España. Curioso.

Como el reparto de la financiación autonómica es desastrosa para los valencianos, Montoro obliga a la Generalitat Valenciana a subir impuestos, ejercer una mayor presión fiscal y compensar así la falta de recaudación. Pero esto genera peores condiciones para las empresas y las familias en Valencia, Castellón y Alicante. Más deuda autonómica y más paro.

Hay que cambiar el paradigma. Sacrificar recaudación a corto plazo, reduciendo los impuestos autonómicos en la Comunidad Valenciana, pero reconstruyendo un tejido empresarial y reduciendo el paro a los niveles del País Vasco, del 8% (nosotros los valencianos estamos en el 27%) para tener una mejor recaudación en el futuro, atraer inversión, y volver a ser polo de negocios y potencia económica del Mediterráneo. Solo así se puede volver a ser líderes de empleo y bienestar. Al principio, los ingresos de la Generalitat Valenciana se reducirían. Pero en un par de años, mejoraría la situación económica. Solo así volverán los jóvenes cerebros valencianos que ahora estudian y trabajan en el extranjero. Falta visión de conjunto y perspectiva en la política valenciana. Y saber que los valencianos podemos hacer las cosas que nadie más saber hacer. 


Rajoy y Hernando, losa para los populares valencianos

Continuamente, en las televisiones y radios de Madrid y Barcelona pronuncian mal nombres y apellidos valencianos: Jaume Domenech, Puig, Roig, Ausias March, Manolo Sanchis,...  En los medios españoles no se preocupan por saber cómo se dice correctamente en idioma valenciano algunos de los nombres de nuestros deportistas, políticos, o artistas. Esto contrasta con el gran esfuerzo que ponen todos los medios en pronunciar correctamente la lengua de los catalanes, incluso en hablarlo en la intimidad, como confesaba obligado José María Aznar.

Además, nos llaman Levante, país, la Comunidà.... e incluso cambian de provincia (o autonomía) municipios valencianos como: Xabea, Ontinyent, Alcoy, Xàtiva, Orihuela.... incluso por defecto llaman paellera a la paella, se inventan el vocablo "Alioli" y nos ponen etiquetas y estereotipos negativos. Otras veces, simplemente, cuando un deportista o científico es exitoso, se omite su origen valenciano, para convertirse en "tenista español gana...", "unos científicos españoles inventan...". 

Casi siempre, olvidan mencionar una de las lenguas oficiales del Estado español, el valenciano, para hablar solo de castellano, euskera, gallego y catalán. No es una omisión exenta de intencionalidad política. Parece que sea algo poco importante, incluso algo exagerado protestar por algo así. Pero quizás debamos abrir los ojos, ya que menospreciando, omitiendo y socavando el orgullo de ser valenciano se consigue, además, que no haya cohesión en nuestra tierra para poder exigir todos juntos, con sentimiento de pertenencia, una mejor financiación autonómica, mejor trato fiscal, inversiones, poder político, respeto...todo influye sobre nuestra economía.

Este fin de semana, en el Congreso Provincial del PP en Castello, el invitado del PP español, Rafael Hernando, se mofaba del rival político socialista  "Ximo Puig" pronunciando mal el apellido Puig a posta: “PU IG”, remarcando la G, como si eso fuera gracioso. El hecho es lamentable, no por él, porque el pobre no debe dar para más, sino por todos los militantes del PP de Castello, Valencia y Alicante, que estando presentes, le rieron la gracia. ¿Cuántos militantes y votantes del PP se llamarán Puig, Roig, o incluso Bonig...? ¿También le hace bromitas de este tipo a la presidenta autonómica del PP valenciano?

Es habitual que los diputados del PP (y Ciudadanos) aplaudan a sus “jefes” invitados cuando vienen a nuestra tierra insultarnos. Son simples instrumentos de los partidos políticos con sede en Madrid o Barcelona, para seguir instrucciones y ejecutar órdenes servilmente. Por eso votan complacientes y justifican los Presupuestos Generales del Estado 2017 que son una auténtica agresión económica a los valencianos. Los valencianos representamos el 10'5% del PIB, esto es el conjunto de la riqueza producida en toda España, pero recibimos solo el 4% de inversión pública. Este tema es grave, porque además, nuestra renta per cápita está por debajo de la media española, y por el principio de solidaridad territorial recogido en el artículo 138 de la Constitución, deberíamos recibir inversión extra para compensar. Curiosamente, los diputados de PP y Ciudadanos, utilizan este argumento (el de la solidaridad) para justificar que paguemos más de la cuenta... ¡Pero si somos más pobres!

Mientras esto ocurre, la mejora de las inversiones siempre es promesa para el futuro. En cambio, el cobro de impuestos es siempre constante, de eso no se olvidan nunca. El Estado es implacable en el cobro de impuestos a autónomos, empresas, familias, al consumo, a la industria al campo...

Siento lástima y compasión por los militantes del PP valenciano. El trato, el olvido y la manera de actuar del PP de Rajoy y la cúpula del partido en la calle Génova es una gran losa para los populares valencianos. El maltrato del Gobierno Central de Mariano Rajoy, y el castigo a la economía valenciana, es un lastre para el PP valenciano, que sigue estancado y con una lucha de poder, que no de ideas.