-Me gusta ser la dos – Dijo ella mientras bebía de su copa de
vino chileno.
Él la miró extrañado.
-¿Qué tiene la esposa oficial?: Compromisos,
responsabilidades, problemas y otras cosas que aburren – prosiguió Irma.-Mmmmm….estás bien loca –dijo él.
-¡No, en serio! Yo ya no quiero volver a ser la primera
mujer de nadie, nunca más en mi vida. Ya me cansé de eso. La 1 siempre acaba perdiendo. En cambio, la 2 es la ardiente, la prohibida, la amante, la que quieres ver, porque es eventual, no hay presión, sin preocupaciones...
-Comprendo. Visto desde ese punto de vista, sí. Es cierto. La 2 es mejor.
-¡Claro! ¡Piénsalo!. Tú tienes a tu mujer que es muy sexy y la quieres, pero prefieres estar conmigo. Porque los hombres sois todos unos caraduras. Eso es así,...
-Mujer, tampoco es eso....lo que pasa es que te conocí después y ahora no puedo dejar a mi mujer, es todo muy complicado.
-¡No me vengas con cuentos! Eres igual de sinvergüenza que mi ex-marido. Pero tranquilo, yo no diré nada ni te voy a perjudicar. Si eres la 2, tienes que aceptar el contrato de ser la 2. Yo no soporto a esas mujeres que son la 2 y quieren ser la 1. ¿Pero qué les pasa? ¡Acepta que eres la 2! Si no puedes ser la 2, no lo seas. Pero no seas la 2 y quieras ser la 1. Eso está mal. Es un problema para todo el mundo.
-Nunca lo había visto desde ese punto de vista, la verdad. Eres una chica muy interesante, en serio. Tienes una forma propia de ver las cosas. Tienes carácter.
-Sí, lo sé. Tengo sólo 20 años, y soy muy bonita. Pero no soy tonta como las otras chicas. Y digo siempre la verdad. Y eso es un problema, porque a la gente le gustan las mentiras y las cosas que no son verdad. Pero yo no puedo. Por eso, a veces, mis amigas se enfadan conmigo. Porque les digo la verdad.
-Es bueno decir la verdad...La verdad os hará libres...
-Sí, pero todo lo que sube baja. Toda acción tiene una reacción -seguía Irma sin parar de hablar mientras se le enfriaba la sopa- Eso es física. Y yo sé de física. Sé hasta que hay un tipo de física que se llama física cuántica. Mis amigas de la academia de modelos no saben nada de nada. Sólo saben ser bonitas. Y aprovecharse de los hombres con plata, nada más. Yo no soy así. Quiero montar mi negocio.
-¿Qué tipo de negocio? - él estaba cada vez más asombrado con la conversación que les estaba dando aquella cara bonita que había conocido hacía un par de noches en una conocida discoteca de Paitilla
-Quiero montar un gimnasio. Me gusta estar fit. Y quiero ayudar a la gente a estar fit.
-La idea no es mala,....hacer lo que te gusta, y ganar dinero con ello. Me enamoras - acabo diciendo él.
-¡Pero mira que eres bobo! Si ni siquiera me conoces.... ¿Qué nos hemos visto? ¿Tres veces?
-Ya, pero me enamoras...
-¡¡¡No digas eso!!! Tú tienes a tu esposa, tienes que respetarla más le recriminaba ella.
Él se ruborizó. Ella tenía toda la razón. No podía enamorarse de aquella joven modelo que acababa de conocer. Era muy guapa y además muy inteligente. Y es cierto que sorprendía con ese discurso tan sincero y tan claro. Pero no podía dejarse llevar. Tenía que ser frío y calculador, como se esperaba de él. Pero no era así, lastimosamente no era así. Lo intentaba pero siempre su espíritu bohemio se apoderaba de él.
Para su concepto, un hombre de negocios como él, expatriado en un país lejano y exótico como lo era Filipinas, tenía que mantener la cabeza en los negocios y no dejarse engatusar por jovencitas de 20 años. Aunque tuvieran la piel suave, las piernas bonitas, y una carita de porcelana como Irma.
Casi al instante de conocerla, ella le había contado casi toda su vida. Que tenía 20 años, que tenía un hijo de 11 meses que sacar adelante, que su marido la había dejado sola, que era modelo y que había participado hacía dos años en el certamen Miss de su país.
-Sí, pero todo lo que sube baja. Toda acción tiene una reacción -seguía Irma sin parar de hablar mientras se le enfriaba la sopa- Eso es física. Y yo sé de física. Sé hasta que hay un tipo de física que se llama física cuántica. Mis amigas de la academia de modelos no saben nada de nada. Sólo saben ser bonitas. Y aprovecharse de los hombres con plata, nada más. Yo no soy así. Quiero montar mi negocio.
-¿Qué tipo de negocio? - él estaba cada vez más asombrado con la conversación que les estaba dando aquella cara bonita que había conocido hacía un par de noches en una conocida discoteca de Paitilla
-Quiero montar un gimnasio. Me gusta estar fit. Y quiero ayudar a la gente a estar fit.
-La idea no es mala,....hacer lo que te gusta, y ganar dinero con ello. Me enamoras - acabo diciendo él.
-¡Pero mira que eres bobo! Si ni siquiera me conoces.... ¿Qué nos hemos visto? ¿Tres veces?
-Ya, pero me enamoras...
-¡¡¡No digas eso!!! Tú tienes a tu esposa, tienes que respetarla más le recriminaba ella.
Él se ruborizó. Ella tenía toda la razón. No podía enamorarse de aquella joven modelo que acababa de conocer. Era muy guapa y además muy inteligente. Y es cierto que sorprendía con ese discurso tan sincero y tan claro. Pero no podía dejarse llevar. Tenía que ser frío y calculador, como se esperaba de él. Pero no era así, lastimosamente no era así. Lo intentaba pero siempre su espíritu bohemio se apoderaba de él.
Para su concepto, un hombre de negocios como él, expatriado en un país lejano y exótico como lo era Filipinas, tenía que mantener la cabeza en los negocios y no dejarse engatusar por jovencitas de 20 años. Aunque tuvieran la piel suave, las piernas bonitas, y una carita de porcelana como Irma.
Casi al instante de conocerla, ella le había contado casi toda su vida. Que tenía 20 años, que tenía un hijo de 11 meses que sacar adelante, que su marido la había dejado sola, que era modelo y que había participado hacía dos años en el certamen Miss de su país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario